
Las huellas del Che en la narrativa boliviana
Por: Luis Carlos Sanabria
La novela es sólo un género literario; la narración un modo de relación del hombre con el mundo. Ser latinoamericanos no nos pone al margen de esta verdad, ni nos exime de las responsabilidades que implica. Ser un narrador exige una enorme capacidad de disponibilidad, de incertidumbre y de abandono, y esto es válido para todos los narradores, sea cual fuere su nacionalidad. Todos los narradores viven en la misma patria: la espesa selva virgen de lo real.
Juan José Saer
Se acerca un nuevo aniversario de la incursión guerrillera de Ernesto Che Guevara en Bolivia. Se acerca, en realidad, un nuevo aniversario de la muerte del líder revolucionario. Se cumple medio siglo de este evento que ha dejado huella en el imaginario nacional boliviano. Declaro esto sin un interés de manifiesto político. Las ideologías, con sus matices, no son relevantes al final de cuentas. Queda el hecho, la guerrilla, la propuesta de cambio. Las muertes en ambos lados. La muerte del Che. Estos acontecimientos han generado tanto debate, tanta memoria, tanta aceptación o tanto rechazo, que evidentemente se constituyen en un punto de quiebre interesante en la concepción del imaginario boliviano.
Siendo la literatura un producto de una sociedad, es posible que rastros de esta, es decir, de la sociedad, aparezcan en las obras literarias que sus componentes producen. Esta presencia, empero, no tiene la necesidad de ser un reflejo, y entre posturas de quienes denuncian abusos y quienes renucian a compromisos sociales, la realidad aparecerá, expresada en mayor o menor medida. Los matices y, quizás por ende, la calidad del producto literario, dependerá del sentido estético que el autor deseé para su escritura.
La historia de la literatura boliviana, hasta los años ochenta, estuvo cargada de un discurso más social que estético. Esto no quita que hayan existido obras que sean exquisitas en estética, sin dejar de ser un reflejo social. Quizas aquellas que discimularon la denuncia en aparatos textuales perfectos sean las más relevantes. Tal es el caso de “El pozo”, de Augusto Céspedes, parte del libro Sangre de mestizos. En él hay evidente un reflejo social- histórico (la Guerra del Chaco, las diferencias entre bolivianos) y plantea la mejor metáfora para el absurdo de las esa guerra, quizá de todas las guerras: un pozo estéril que se desea tomar y que se defiende como si fuera un oasis.
Pero bueno, decía que la literatura boliviana tiene una historiografía que la puede catalogar de acuerdo a momentos histórico-sociales: La colonia, la república, el indigenismo, el paisajismo, la literatura de la Guerra del Chaco, la literatura minera, la literatura de las dictaduras, etc. Dentro de toda esa taxonomía está, evientemente, la literatura de la guerrilla, que tiene dos novelas fundamentales: Matías, el apostol suplente, de Julio de la Vega y Los fundadores del alba, de Renato Prada Oropeza. El crítico y poeta Juan Carlos Orihuela añade a esta selección El ocaso de orión, de Oscar Uzín Fernández.
Acontinuación revisaremos brevemente algunos títulos que se hayan publicado en estos 50 años, que de alguna manera sigan el rastro de la guerrilla de Ñancahuazú.
Matías el apostol suplente esta obra, escrita por Julio de La Vega, hace una apuesta formal y estética digna de resaltar. Toma un tema de alta carga social y lo despoja de compromisos para mostrarnos, con un humor que ratos lastima, el absurdo humano, el fracaso cíclico.
La forma de la escritura inova por introducir elementos del teatro (De la Vega fue un gran dramaturgo), para redondear y presentar a los personajes. Y así presentarnos dos voces, dos diarios que se cruzan a pesar del los miles de años que los separan. Uno oral, otro escrito.
El diario oral corresponde a Matías, quien manifiesta sus lamentos en una cueva llena de ecos, aquel es el registro de su vitácora. Según la narración bíblica de Hechos de los apóstoles, Matías era un hombre cercano al grupo de Jesús. Seguía al maestro y a los 12 discípulos donde fueran. Tras el suicidio de Judas, los apostoles deciden que necesitan un reemplazo, y sortean entre las personas cercanas quién ocuparía el lugar del traidor. El lugar lo gana Matías.
En el relato, la voz del discipulo que se queda de ser el excluido del grupo por no ser parte de la docena titular, se cruza con la de un guerrillero parte de un grupo que tiene características similares al suyo, librando una lucha milenios más adelante en Bolivia.
De la Vega se adelantó al gobernador Iván Canelas al hacer la comparación del Che con Jesús. Evidentemente el lider del grupo de Matías comparte características con el líder del grupo guerrillero.
Tip: Matías el apostol suplente se encuentra a la venta en la Feria Internacional del Libro de Cochabamba (FILC), en el stand de la editorial Santillana, a 17 bolivianos.
Los fundadores del alba Renato Prada Oropeza ganó un premio de novela “Erich Guttentag” con este libro. Grosso modo nos cuenta la historia de la guerrilla desde una perspectiva bastante humana, y por ello ambigüa, de los combatientes.
El libro relata la historia de un seminarista que deja su formación eclesial para reclutarse, junto a otros personajes, en el ejército que combatirá contra las guerrillas. Javier, el otrora candidato a sacerdote, se enamora de Laura, ella queda embarazada de él. Javier muere. Sus camaradas continúan la labor contraguerrillera. La tensión política de los personajes es evidente, pero su riqueza está en que esta no quita la autonomía ni la ambigüedad de sus naturalezas. Incluso las hace más evidentes, pues el combate hace aflorar lo más humano que se lleva.
Tip: Los fundadores del alba se encuentra a la venta en la Feria Internacional del Libro de Cochabamba (FILC), en el stand de la editorial Los Amigos del libro, a 15 bolivianos.
El ocaso de orión Esta novela del sacerdote Oscar Unzín fernandes, también fue ganadora de un premio de novela Erich Guttentag.
Plantea las crisis de pensamiento de personajes religiosos que se enfrentan a su teología. El paso de la guerrilla no es tan evidente, pero no deja de ser de interés por la demanda social que el pensamiento cristiano empezaba a tener.
En estos tres casos llama la atención la vinculación de la guerrilla con temáticas religiosas (directa o indirectamente).
Mamá, cuéntame otra vez En esta novela, que tiene una brecha generacional más amplia que las primeras, Amalia Decker narra las aventuras del grupo guerrillero desde la nostalgia de una mujer que recuerda su vinculación revolucionaria conforme cuenta la historia a su descendencia. El relato se nutre bastante de la experiencia de Decker, que a los 14 años formó parte del grupo guerrillero como colaboradora en la ciudad, y acusa de eso, pasó luego un largo exilio.
Tip: Mamá, cuéntame otra vez se encuentra a la venta en la Feria Internacional del Libro de Cochabamba (FILC), en el stand de la editorial Kipus, a 60 bolivianos.
Los afectos
Esta novela de Rodrigo Hasbúm no habla directamente de la guerrilla del Che, aunque centra la narración en dos personas que estuvieron estrechamente vinculadas al guerrillero: Inti Peredo, camarada y mano derecha del Che, y Mónica Erlt, ciudadana alemana que se embebió de la causa guerrillera y fue parte del Ejército de Liberación Nacional que luego armó Peredo para continuar la Guerrilla en Teoponte. Además fue quien mató a Toto Quintanilla, parte del grupo que acabó con la vida del Che, mientras este se encontraba e Cónsul en Berlin.
Si bien Los afectos se centra en un episodio y personajes históricos, la historia no es el fin de la novela, sino más bien, presentarnos la intimidad atormentada y que contagia angustia y alegría, de las mujeres de la familia Erlt. A través de ellas presentarnos una decadencia del humano ante las ideologías y sentimientos.
Tip: Los afectos se encuentra a la venta en la Feria Internacional del Libro de Cochabamba (FILC), en el stand de la editorial El cuervo.
Yapa Otras historias que tocan el tema de la guerrilla son:
La emboscada, de Adolfo Cáceres Romero; Ñancahuazú, sueños cuentos de Jesús Lara; El gerrillero y la la luna, de Fernando Diez de Medina; Lejos de la noche, de César verdugez Gómez, Los vulnerables, de Gaby Vallejo; La oscuridad radiante, de Oscar Unzín Fernández y Tiempo desesperado, de José Fellman.
Fuente: La Ramona